lunes, 8 de septiembre de 2008

Jethro Tull - Tour 2008

Ahora que ya no me queda más baba por caer, y ya habiendo curado el éxtasis sonoro con el aburrimiento de la carretera en el viaje de regreso, intentaré cargarme de objetividad para describir los dos conciertos a los que he podido asistir, en Alcorcón el sábado y en Salamanca ayer, de la banda Jethro Tull, que celebra con una gira mundial sus 40 años.


Puedo afirmar que en ninguno de los dos conciertos la banda ha defraudado a los cientos de tullianos allí reunidos (es difícil dar una cifra; en Alcorcón nos dijeron que éramos 15000 y en Salamanca la Plaza Mayor estaba a rebosar). Y no lo digo sólo yo. Hay que decir que las condiciones del escenario en Alcorcón no eran las mejores: un campo de fútbol de tierra bastante cutre y un escenario pequeño, como corresponde a las fiestas de un pueblo. Pese a ello, el sonido fue mucho mejor de lo esperado, sin duda gracias a la mano de James Anderson, hijo de Ian Anderson, que se encarga de todos los preparativos y ajustes de sonido antes de cada concierto.

La banda se presentó con un nuevo bajo y un nuevo teclista. Ambos conciertos fueron en la misma línea con ligeras variaciones; el de Salamanca fueron menos canciones, pero de las más míticas hicieron versiones más largas. En general, se puede decir que la banda sigue en plena forma y con su habitual sentido del humor. Combinaron temas muy conocidos con otros menos conocidos, pero cañeros.



Algunas de mis impresiones:

David Goodier, el nuevo bajo, no sólo es mucho más expresivo que el anterior (cosa que no era muy difícil), sino que además ha dado muestras de su virtuosismo y personalidad, llenando en ocasiones el escenario tanto como el propio Ian, Martin o Doane.



John O'Hara, el nuevo teclista, no lo ha hecho mal, pero se echó en falta el papel protagonista que este instrumento solía tener en la banda. Apenas en un par de canciones, cuando los demás instrumentos "callaron", el teclado se dejó notar. Una de ellas fue, cómo no, el comienzo de Locomotive Breath, donde O'Hara dejó claro que también sabe "hacer virguerías".



Doane Perry, el batería, ha estado sencillamente soberbio. Brutal el solo de batería que se marcó en Dharma For One, que nos hizo preguntarnos a los presentes si ese hombre tiene sólo dos brazos y dos piernas. Y también brutal su aportación en Locomotive Breath, de la que hasta ahora nunca había oído una versión tan cañera (y aquí incluyo también versiones como la de Helloween). También hizo los coros de Heavy Horses.



Martin Lancelot Barre, el guitarrista, ha estado especialmente destacado. En los últimos años está cobrando cada vez más protagonismo dentro de la banda, merecido por otro lado al ser el único que se mantiene en ella junto a Ian desde su origen. Es notoria su humildad y timidez fuera del escenario; en cambio cuando se sube a él... En Salamanca sobre todo, se ha desmelenado y se le ha visto disfrutar mientras nos hacía disfrutar.


Ian Scott Anderson, el cantante, flautista, guitarrista, harmonicista, humorista, agitador de masas, ..., el alma del grupo. Empezaré por lo único que se puede decir de él negativo, lo que todos sabemos: no tiene la voz de cuando tenía treinta años. Normal. Pero sí diré que en mi opinión (y la de algunos fans más), ha mejorado su voz en los últimos 5 años, signo de que ha superado los problemas que tenía, o ha elegido un repertorio más adecuado. En todo lo demás, ha estado simplemente excepcional, con su habitual maestría a la flauta y con su tremendo sentido del humor. Momento estelar de su discurso cuando dedicó Too Old To Rock And Roll But Too Young To Die a Mick Jagger, o cuando recordó con asombro aquel galardón que recibió la banda como mejor grupo "Heavy Metal", o también cuando introdujo Bourée como una canción que Bach enseñó a Martin Barre cuando se iban de copas en el siglo XVII, "when men where men". En lo musical, por supuesto, fabuloso, y de forma física enorme, moviéndose continuamente por el escenario, saltando y bailando mientras tocaba, y tocando sobre una pierna..., todo un atleta de 61 años.



Espero que duren muchos años más.

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