miércoles, 21 de enero de 2009

Empate con sabor a victoria

El sábado 17 de Enero viajamos a Bueu para disputar nuestro segundo compromiso liguero. Nuestra consigna: conseguir arañar un punto en casa de un rival poderoso (en cada tablero nos sacaban muchos puntos ELO). Nuestro resultado: un increíble 2-2, gracias sobre todo a la victoria de Lino en el tercer tablero. Llegar de vuelta a casa con un empate fue un milagro, sobre todo por lo de "llegar a casa" conduciendo Lino...

Mi partida acabó en tablas, lo cual para mí también supo a victoria; jugaba con negras ante Ramón Santaclara, un rival que me saca más de 200 puntos ELO (sé que aún tengo menos ELO del que merezco, pero aún así es mucha diferencia).

Juegan negras. Estamos en la jugada 9. Como no pude preparar nada en toda la semana, me decanté por mi querida defensa holandesa, aunque dada mi memoria se me acabó la teoría después de 1...,f5. Se ve que mi rival tampoco la tenía muy fresca, porque cuando llegamos a esta bizarra posición de doble fianchetto blanco, el reloj de Ramón ya bajaba de la hora. Y como me confesó al final de la partida, mezcló planes durante la apertura. El típico agujero en e6 no me preocupa en esta situación, ya que mi alfil de líneas claras está deseando ser cambiado ahí para ganar un peón a la larga. Por eso la recién jugada Cf4 me permitió hacerme con un poco de iniciativa en este punto. Mi jugada fue g5, que me abría varias posibilidades de iniciativa en el flanco de rey. Por ello, mi rival optó por retroceder con su caballo y buscar el enroque largo. Después de una serie de cambios forzados por las blancas (las negras contaban con amenazas tácticas para hacerse con importante iniciativa), se llegó a esta posición:



Juegan negras. Los relojes ya estaban por debajo de 20 minutos con lo que la partida se hacía rápida. La doble amenaza blanca en a7 y d8 se puede responder de varias maneras, pero yo tenía decidido prácticamente de antemano lo que iba a hacer y no calculé nada más. Td5. Una maniobra para hacerme con la columna d y la iniciativa a costa de dos peones. Se está convirtiendo en una costumbre lo de dejarme los peones del flanco de dama. En este caso estuvo a punto de costarme una derrota, pero pensándolo con perspectiva, creo que fue lo correcto. En un final con poco tiempo, valoro más la iniciativa que los peones, especialmente si las damas están en juego y hay grandes posibilidades de que las torres desaparezcan, pues las opciones de tablas por jaque continuos se multiplican y son una cierta garantía si algo sale mal. La secuencia fue Td5, Dxa7, Tfd8, Dxb7, Dd6. La iniciativa que conseguí me permitió recuperar uno de los peones y llegar a un final tablífero, gracias a un peón pasado. Sin embargo, mi rival jugó con precisión y llegó a la siguiente posición, aparentemente muy ventajosa para él:


Y no niego que lo sea. Las blancas tienen ventaja. Juegan negras. Las blancas van a ganar el peón de f3 con Re3 y el peón de c6 lleva mucho tiempo sentenciado. Los tres peones blancos en el flanco de dama parece que decidirán la partida. Y las negras parece que sólo podrían conseguir el inofensivo peón de h2 a cambio de los de f3 y c6. Mi rival con 1 minuto y yo con 11 en los relojes. Mi jugada, c5, creo que fue bastante precisa, viendo el desarrollo de la situación. Siguió Re3, h6, a4, Rh7, a5, Da1, Dd2, Df6. La clave es que cuando más tarde él comió mi peón de f3, el de c6 ya no caía, y además tras una serie de jaques, conseguí comerle el de a5, mucho más peligroso que el de h2, defendiendo además el de c5. Ahí la cosa estaba un poco más tablífera.

Finalmente conseguí cambiar el peón de h2 por el de c5 (tampoco me quedaba otra opción), con lo que mi peón pasado en h6 empezaba a crear amenazas, y mis jaques con la dama prácticamente me garantizaban las tablas. Mi rival me ofreció tablas en la siguiente posición:


Por supuesto las acepté. Ramón acababa de cometer una imprecisión dejándome comer el peón de c2, con lo que mis tablas estaban ya en la mano. Teniendo en cuenta que le quedaba menos de 1 minuto de reloj y que ya llevaba unas cuantas imprecisiones, ofrecer tablas fue sensato. Por mi parte, sería un rastrero no aceptarlas. Para que ganen aquí las negras hace falta un cúmulo de errores de las blancas: que las negras ganen un tiempo para avanzar el peón de h (no sé cómo, probablemente tras varios jaques consiguiendo que rey o dama blancos bloqueen su peón), y que las negras consigan después, tras jaques, cambiar las damas blancas en la columna b delante de su peón. Sólo así las negras tendrían un final ganado por un tiempo de diferencia. Rastrero sería no coger las tablas con esa única esperanza.

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